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El jabalí y el control de predadores centran la actividad cinegética

Cada vez son más los agricultores que deciden reclamar por los daños del jabalí

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Pedro Vizcay/DIARIO DE LEÓN

 

La temporada de caza menor ha finalizado y la del jabalí lo hará el día quince de febrero. Los cotos de caza menor, una vez que se cierra la veda, se enfrentan a la tarea imprescindible de controlar a los depredadores para garantizar que no causen un daño irreparable en las especies cinegéticas especialmente en su época de cría. El importante retroceso de las poblaciones de perdiz y liebre ha venido coincidiendo con el incremento relativo en las poblaciones de córvidos y urracas y espectacular del zorro, el más astuto de los depredadores. En la temporada que ahora finaliza la abundancia de zorros está siendo notoria. Es raro el día que cazando en los maíces o en los zarzales no se arranca algún raposo. Al margen de los que se van cazando de forma habitual las batidas para el descaste suelen resultar muy efectivas. Este año, sin embargo, hay una notable dificultad y es que apenas quedan manchas de maíz, pues en algunas zonas ya se ha cosechado el cien por cien.

 

El zorro puede encontrarse en su madriguera, de donde se le saca con mucha dificultad siempre que se disponga de perros adecuados. En los campos de maíz suele encontrarse encamado o simplemente escondido. Aquí se utilizan perros de rastro, sabuesos, grifones y a veces podencos o determinados cruces que combinen olfato y agarre. La caza resulta espectacular, ya que en el momento que los perros olfatean un rastro, que de por sí es muy fuerte, se producen emocionantes «ladras». El zorro puede burlar a los perros y volver sobre sus propios pasos, de forma que es preciso cubrir la retaguardia. En otras ocasiones se percata de la presencia de cazadores en el borde del maizal y se resiste a salir. En campo abierto es una presa fácil, pues no se mueve con excesiva velocidad. A corta distancia basta utilizar perdigón del doble cero para abatirlo. En todo caso, y según los cálculos más optimistas, apenas llegan a eliminarse uno de cada tres cánidos. La abundancia de zorros es bien conocida por la Jefatura de Medio Ambiente (Sección de Vida Silvestre). Este es el motivo de que se expida un número limitado de permisos, dos a lo sumo, por cada coto de caza, siempre bajo la supervisión de los agentes forestales y con la obligación de informar de los resultados. Hasta el 15 de febrero la mayoría de cotos de caza menor efectuarán batidas, especialmente aquellos que cuentan todavía con manchas de maíz en sus términos.

 

Control de daños

 

Este es otro apartado que preocupa especialmente a los cotos de caza que se ven obligados a indemnizar a los agricultores o ganaderos cuando los daños son constatables. Aquí el principal causante es el jabalí que, al igual que el zorro, se ha beneficiado del cambio de cultivos con la implantación del maíz. Pero además el jabalí ocasiona también multitud de accidentes de tráfico con daños a vehículos que casi siempre deben abonar los cotos a través de sus seguros. Muchas compañías se niegan a suscribir pólizas ante la cantidad de siniestros en los que con frecuencia se ven involucrados varios vehículos.

 

El jabalí, especialmente cuando tiene cría, acostumbra a revolcarse en el maíz para derribarlo de forma que la mazorca quede al alcance de los jabatos, por lo que es más el daño que produce que el grano que realmente consume. Curiosamente este animal es muy selectivo pues prefiere determinadas variedades de cereal, especialmente las de ciclo largo. Puede pasar por una finca sin tocar el fruto y cebarse en la de al lado. Además el daño no se aprecia desde fuera, pues nunca toca los primeros surcos. Desde la cosechadora, sin embargo, se observa perfectamente el daño en el cultivo. Hasta la fecha eran muy pocos los agricultores que reclamaban los daños, pero cada vez son más los que lo hacen. La valoración se establece en un porcentaje estimado sobre el total de la producción que deben pagar los acotados. Hasta el día 13 de febrero estará abierta, en los cotos que tienen este animal en su plan cinegético, la caza del jabalí. A partir de esa fecha tan solo se autorizarán batidas o aguardos nocturnos por daños. En las zonas de montaña, con la llegada de la nieve, se prevé una mejoría en los resultados que, hasta la fecha, están siendo muy pobres. De la precariedad de resultados da una idea el que en varias monterías de las reservas no haya conseguido abatirse ni un solo animal.

 

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